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Primer mapa de las políticas alimentarias aplicadas en las escuelas de la UE

El informe brinda una visión del panorama actual en materia reglamentaria, lo que representa un importante paso para poder evaluar el impacto de esas políticas en la obesidad infantil
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Martes 22 de julio de 2014 | COMISIÓN EUROPEA
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Como parte de los esfuerzos de la Comisión Europea por ayudar a reducir el problema de la obesidad infantil, su servicio científico interno, el Centro Común de Investigación (JRC), ha publicado un Informe de la Comisión Europea en el que se abordan por primera vez en su integridad las políticas alimentarias escolares aplicadas en Europa. En él se indica que los países europeos reconocen la importante contribución que tienen para la salud, el desarrollo y el rendimiento escolar de los niños los alimentos ofrecidos en las escuelas. Todos los países estudiados (los 28 Estados miembros de la UE, más Noruega y Suiza) disponen de directrices para la política alimentaria de los centros escolares. Dichas directrices, sin embargo, varían considerablemente de unos a otros países.

Las medidas nacionales con las que los Estados pretenden fomentar unas dietas saludables en las escuelas van desde el establecimiento de directrices estrictamente voluntarias (que regulan, por ejemplo, los menús y el tamaño de las porciones), hasta la prohibición absoluta de la presencia en las escuelas de máquinas expendedoras de golosinas y de bebidas azucaradas (incluyendo, en su caso, su propia puesta en el mercado).

En la imagen: Distribución de las políticas nacionales aplicadas a la alimentación en las escuelas en la UE 28 y en Noruega y Suiza: obligatorias en naranja y voluntarias en azul.

En palabras del Comisario europeo de Salud, Tonio Borg, «casi uno de cada tres niños en Europa sufre de sobrepeso o de obesidad y corre por esta causa el riesgo de desarrollar una serie de enfermedades que, sin embargo, podrían prevenirse, incluida la diabetes de tipo 2. Las escuelas pueden ayudarnos considerablemente en nuestro objetivo de que los niños adopten hábitos alimentarios saludables que les permitan crecer con buena salud, rendir adecuadamente en la escuela y desarrollar todo su potencial personal. Esta primera evaluación de las políticas alimentarias escolares constituye por ello una importante contribución a nuestra lucha contra la obesidad».

En igual sentido, Máire Geoghegan-Quinn, Comisaria responsable de Investigación, Innovación y Ciencia, añade que «este informe aporta una buena base para que los políticos, educadores y científicos europeos investiguen las posibles relaciones entre la salud pública y las políticas alimentarias de las escuelas y para que evalúen el nivel de efectividad conseguido en la promoción de unos hábitos alimentarios saludables».

Contexto

El informe pasa revista a los documentos nacionales más recientes en los que se establecen normas o directrices para la alimentación ofrecida en los centros de enseñanza primaria y secundaria. Las políticas que resultan de esos documentos se describen en el informe con arreglo a una serie de criterios comunes, como por ejemplo, los alimentos que se permiten y los que se prohíben, los niveles de nutrientes, las posibilidades de restauración, los servicios de suministro de comidas (catering) o las restricciones impuestas a la comercialización.

El informe brinda también una visión del panorama actual en materia reglamentaria, lo que representa un importante paso para poder evaluar el impacto de esas políticas en la obesidad infantil.

Algunos datos importantes contenidos en el informe:

Más del 90 % de las políticas estudiadas incorpora normas alimentarias para garantizar unos menús equilibrados. A esas políticas las siguen en importancia las directrices sobre el tamaño de las porciones (76%) y las normas sobre nutrientes para el almuerzo (65%).

Son muy frecuentes (65-82%) las restricciones o recomendaciones referentes a la disponibilidad de bebidas, y la mayoría de ellas aboga por un acceso (gratuito) a agua natural potable y limita o prohíbe específicamente los refrescos (azucarados).

Mejorar la nutrición infantil, promover a través de la enseñanza dietas y hábitos de vida saludables y reducir o prevenir la obesidad en los niños constituyen objetivos prioritarios de carácter general que comparte la mayoría de los países.

La mayor parte de las políticas restringen las golosinas y los snacks o aperitivos salados, permitiéndolos solo ocasionalmente o prohibiéndolos por completo.

El 59% de las políticas exige o recomienda que se midan los resultados de las políticas alimentarias escolares. Los resultados que se cuantifican más a menudo son los referentes a la oferta de alimentos en las escuelas y al porcentaje de niños que almuerzan en ellas.

La ingesta de calorías y la ingesta de grasa son los parámetros que figuran con más frecuencia en las normas en materia de energía/nutrientes aplicables al almuerzo (presentes, respectivamente, en el 65% y en el 56% de las políticas).

Las máquinas expendedoras se someten a restricciones en cerca de la mitad de los países estudiados. Tales restricciones van desde las que recomiendan una opción de productos más saludables en las máquinas, hasta las que prohíben estas completamente en los centros escolares, pasando por las que se limitan a prohibir la venta en ellas de productos poco saludables.

Constituye también una práctica común la imposición de limitaciones a la comercialización de alimentos poco saludables.

La cartografía de las políticas alimentarias escolares se ha efectuado con la ayuda del Grupo de Alto Nivel sobre Alimentación y Actividad Física de la UE para que sirva de apoyo a la Estrategia europea de 2007 sobre problemas de salud relacionados con la alimentación, el sobrepeso y la obesidad, así como al Plan de Acción de la UE contra la Obesidad Infantil 2014-2020.
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